Por una nueva objetividad – El trato con la persona del P. Kentenich

DE

por Hubertus Brantzen

Desde la publicación del libro de Alexandra von Teuffenbach “¡El Padre puede hacer eso!” sobre el Padre Kentenich, el fundador del Movimiento de Schoenstatt ha estado sometido a escrutinio. Lo problemático de este proceso es que una vez lanzada una acusación o una sospecha de abuso, ya está allí y no hay quién la retire. En el actual clima social y eclesiástico, con frecuentes revelaciones diocesanas y de ámbito más amplio, la acusación formulada por von Teuffenbach ha tomado, como ampliada por una lente de gran alcance, un cariz especial. El hecho de que la acusación corresponda o no a la realidad apenas importa. El escándalo se divulga por los medios como si fuera una realidad, y además por todo el mundo.

Entretanto, este asunto ya se está tratando de una forma más objetiva. Una vez que se han formado a diversos niveles grupos de estudio e investigación para analizar los antecedentes y contextos de los documentos citados, surge una imagen más clara. Obviamente, la autora ha seleccionado arbitrariamente documentos, y los ha interpretado en consecuencia, de manera que encajen en un supuesto abuso. En el libro se anuncia, en principio, que se van a examinar las cartas citadas en los contextos correspondientes, pero en realidad apenas lo llega a hacer. Además, la autora pareciera que quisiera sacar a la luz algo nuevo, cuando en realidad, sobre todo en el contexto del proceso de beatificación, los documentos ya eran conocidos y han sido analizados. Es probable que nuevas investigaciones ofrezcan un panorama aún más diferenciado.

Nuevas oportunidades

Como describe el postulador del proceso de beatificación del P. Kentenich, el P. Eduardo Aguirre, en el primer número de “basis” de este año, ahora se vislumbran nuevas oportunidades e impulsos en esta situación. Es cierto que sigue en el aire la acusación de abuso y no se puede hacer desaparecer sin más, ni las acusaciones tampoco deben ignorarse simplemente, sino que tienen que ser examinadas de manera consecuente.  Sin embargo, ahora pueden cobrar protagonismo otros aspectos cuya importancia hasta ahora se ha subestimado o no se ha tenido en cuenta. A continuación se presentan algunos de estos aspectos.

Investigación independiente sobre el Padre Kentenich

Con la suspensión – no se trata de la cancelación – del proceso de beatificación por parte del obispo Ackermann, de Tréveris, la investigación de la historia del Movimiento de Schoenstatt y de la vida del Padre Kentenich ha entrado en una nueva etapa. Mons. Ackermann ha pedido también que se inicien nuevos estudios. Cuando se disponga de nuevas constataciones, se podrá continuar con el proceso de beatificación.

Esto ha puesto en marcha varias iniciativas. Dentro del Movimiento, por ejemplo, se están realizando ediciones de estudio en las que se presentan importantes documentos de la historia del Movimiento de Schoenstatt. Por ejemplo, los tres volúmenes sobre el enfrentamiento del P. Kentenich con el Santo Oficio en Roma arrojan luz sobre los verdaderos motivos de las autoridades eclesiásticas para enviar al exilio al P. Kentenich. En una investigación libre, desligada del corsé formal, ya no es necesaria una especial reserva respecto a las actuaciones de las autoridades episcopales y romanas, ya que ahora es posible hablar con claridad sobre el comportamiento y las aspiraciones de poder de las autoridades eclesiásticas.

El P. Eduardo Aguirre, postulador de la causa de canonización del P. José Kentenich, está abocado a la publicación de los documentos relacionados con la confrontación del P. Kentenich con la Iglesia

Ser capaz de no escandalizarse ante la Iglesia y su trato con las personas

Los documentos del pasado muestran claramente cómo trataba la Iglesia anteriormente a personas expuestas, y desde luego no solo al P. Kentenich. Muchos documentos muestran así un abuso de poder clarísimo desde las esferas directivas eclesiales, que difícilmente puede entenderse desde la perspectiva actual. Para el lector actual es desconcertante ver los decretos de Roma de los años 50  contra el P. Kentenich, que muestran claramente que se exigía una forma extrema de obediencia a los afectados, sin posibilidad de protestar o pedir explicaciones.

Cuando un obispo llega a afirmar que uno solo debe acercarse de rodillas al Santo Oficio en Roma, no queda otra que caer en shock. Cuando durante el período en cuestión, se le fue restringiendo al P. Kentenich en su exilio en Milwaukee, cada vez más y por decreto, su libertad de movimiento, y se le decía  con quién podía mantener contacto o no y qué lugares podía visitar y cuáles no, el lector de hoy queda un tanto perplejo y se pregunta si esto no es simple desprecio hacia su persona.

Cuando además sabemos que el Padre Kentenich quiso que en su tumba se inscribieran las palabras “Dilexit ecclesiam” – “Amó a la Iglesia”, uno se sorprende y como miembros de la Iglesia de hoy, y esto nos invita a la reflexión.

Aporte científico del P. Patricio Moore sobre la visitación canónica a Schoenstatt

Conocer mejor la historia del Movimiento de Schoenstatt 

El objetivo de trabajar con los documentos del pasado es profundizar en la historia del Movimiento de Schoenstatt. Para ver las personas y las organizaciones sociales, como el Movimiento de Schoenstatt, hay que ir a sus raíces y sus experiencias del pasado. El estudio del pasado arroja luz sobre el presente.

Así, por ejemplo, la caracterización del Padre Kentenich como fundador del Movimiento de Schoenstatt no estuvo siempre exenta de controversia. En las décadas de 1940 y 1950 hubo en ocasiones una batalla encarnizada entre los palotinos sobre si Schoenstatt era una fundación independiente o simplemente una extensión de la fundación de Vincente Pallotti. Esta lucha afectó por igual al movimiento y a la comunidad palotina, dado que el Padre Kentenich había pensado para ellos el papel de “pars motrix et centralis” – la parte motriz y central – del movimiento[1]. Esta controversia llegó tan lejos que incluso un decreto romano prohibió considerar al Padre Kentenich como fundador independiente. Algunas de las heridas que se infligieron durante esta época aún no han cicatrizado del todo.

Echar una mirada sobre la verdadera misión

Después de que la Iglesia examinara el Movimiento de Schoenstatt a través de dos visitaciones – la llamada “visitación canónica” del obispo auxiliar de Tréveris, Mons. Stein (1949) y la “visitación apostólica” del P. Tromp SJ (1951-1953) – el P. Kentenich constató que solo se habían abordado cuestiones más bien secundarias. El problema real del así llamado “pensamiento orgánico” en contraste con el “pensamiento mecanicista” no había sido tratado en absoluto o solo periféricamente.

El Padre Kentenich había diagnosticado y explicado en su “Epistola perlonga“, una larguísima carta al obispo auxiliar Stein, que el mayor problema de la Iglesia y de la cultura en general era que Dios y el mundo se estaban separando de forma violenta. La vida y la fe, el actuar de Dios en el mundo a través de las personas, las cosas y los acontecimientos, se estaban separando mecánicamente, bloqueando así el acceso a la fe en Dios y a una auténtica relación con Dios. Los responsables de la Iglesia tacharon este diagnóstico de exagerado. Sin embargo, desde la perspectiva actual, el Padre Kentenich dio exactamente en el clavo de lo que estamos experimentando hoy en la Iglesia: Lo que podrá revitalizar la fe no es la renovación estructural, por muy importante que sea, sino una relación viva y orgánicamente vinculada con el mundo y con Dios.

Redescubrir lo que el P. Kentenich significa para el Movimiento de Schoenstatt 

El mismo Padre Kentenich señaló que Dios quiere llamar la atención de manera especial sobre lo que es importante para la Iglesia, la sociedad y las personas en general, a través de acontecimientos importantes, incluso traumáticos. Aplicado a su persona, esto puede significar el repensar su posición en el Movimiento de Schoenstatt: ¿Cómo deben entenderse atributos como “padre” y “fundador”? ¿Sigue siendo su función la de un padre en un movimiento que se autodenomina “Familia de Schoenstatt” y que se considera a si misma como tal?

Por último, cada uno de los miembros del movimiento tendrá que preguntarse personalmente: ¿Quién es para mí el Padre Kentenich? ¿Cómo afecta esta acusación a mi relación personal con él? ¿Hasta qué punto depende mi juicio sobre su persona de lo que se haya podido difundir de esta manera bastante cuestionable? ¿Cómo estoy evaluando yo mismo esas acusaciones?

[1]   Para una mayor comprensión de esta temática se sugiere: Revista Regnum,  45. Jahrgang (2011), Heft Nr. 2.  Historia común de los Palotinos y Schönstatt. P. Joachim Schmiedl

Publicación original: Basis, 5/2024, pág. 14-15

Traducción Teresa Molina


Prof. Hubertus Brantzen

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